¡Y
tú te pones a mirar por la ventana!
Franz
Kafka, El Proceso
Un
fragmento 'De
lo real maravilloso americano', de Alejo Carpentier (1914-1982), incluido en Tientos y Diferencias (Montevideo: Arca
Editorial, 1967) y que pretende ofrecer argumento donde secundar “la
más estupenda sensación de una atmósfera praguense vivida en sus misterios y
posibilidades”, dice del siguiente modo:
Cuando en su Diario dice (en 1911) que
se encuentra conmovido por una visión de escaleras situadas a la derecha del
puente Cech, recibe "por una pequeña ventana triangular" (sólo en aquella ciudad
asimétrica, donde se conjugan todas las ocurrencias de una arquitectura
fantástica, puede haber una ventana triangular) toda la gracia y la vigencia
barroca de las escalinatas que ascienden hacia la ilustre ventana de la
Defenestración… (p. 111).
Alejo Carpentier, Tientos y diferencias, Montevideo: Ed. Arca, 1967
La
referencia conduce al día 28 de octubre de 1911, en cuyo Diario Kafka escribió:
La visión de una escalera me impresiona hoy
muchísimo. Ya muy de mañana, y varias veces desde entonces, me alegró ver desde
mi ventana el fragmento triangular de la baranda de piedra de la escalera que,
a la derecha del Puente Checo, baja hasta el nivel del muelle. Muy empinada,
como si sólo ofreciera una rápida indicación. Y ahora, al otro lado del río,
veo sobre el talud una escalerilla que conduce al agua. Siempre ha estado allí,
pero sólo en otoño e invierno, con la retirada de la escuela de natación que la
oculta, queda al descubierto, y allí se une al juego de las perspectivas, en la
verde hierba oscura bajo los árboles pardos.
No
se requiere preciso mapa de Praga y bien magnetizada brújula para orientarse
con mejor norte que lo hizo Alejo. El Čechův most y la escalerilla que a su al
lado derecho, próxima a la antigua Escuela Civil de Natación, desciende hasta
las aguas del Moldava, donde Kafka y su amigo Max Brod practicaban el remo y la
natación, no se encuentra mínimamente próxima a la Torre de la Defenestración,
adosada a las edificaciones del Castillo, desde cuya ventana más alta arrojaron
a los emisarios del Emperador un 23 de mayo de 1618, ni es visible desde
ventana triangular ni de cualquiera otra geometría.
Čechův most
Pero
es cierto, sin embargo, que Kafka sentía una peculiar atracción por las
ventanas, y que a través de muchas de ellas es posible percibir –como sostuvo
Carpentier– la “atmósfera praguense vivida en sus
misterios y posibilidades.” Así, por ejemplo, creo que una vez la mirada
kafkiana sugirió la visión desde una lucerna triangular que no tenía forma de
ventana.
Para
desarrollar la figuración de una ‘ventana triangular’ es necesario probar su
hipotética localizacón. Arquitectonicamente una ventana de tales características
puede muy bien ser parte de las luces y vanos de un desván o una buhardilla. En
la visita que K. y su tío hacen al domicilio-bufete del abogado Herr Dr. Huld el
primero expresa a éste una duda. Le pregunta, en concreto: “¿Pero usted trabaja
en el Palacio de Justicia o en el Tribunal de las buhardillas?”. En la aventura
procesal de Josef, este capítulo contiene, además, referencia a una mirilla a la
puerta del inmueble desde la que un ojo observa a la llegada de la visita.
Tenemos,
pues, una ventana triangular apropiada a la disposición espacial de un
edificio judicial abuhadillado y un ojo que inquisitorialmente, observa, a
través de la rejilla, a quienes esperan del otro lado de la puerta. Siempre hay
una espera ante la Ley, o sus
representantes. Previamente, no obstante, existe en ese mismo capítulo una
observación por parte de K., todavía hallándose en su oficina al momento de la
llegada del preocupado tío, relacionada con una ventana –las ventanas
abundan en toda la novela– y su situación procesal. A preguntas del tío, muy
intranquilo, sobre lo que había llegado a sus oídos, sucede lo siguiente:
K no respondió: sabía lo que vendría a continuación, pero, repentinamente relajado al dejar el fatigoso trabajo, se apoderó de él una agradable lasitud, por lo que se limitó a mirar por la ventana hacia la calle de enfrente, de la que desde su sitio sólo se podía ver una pequeña esquina, la pared desnuda de una casa entre dos escaparates de tiendas.
K no respondió: sabía lo que vendría a continuación, pero, repentinamente relajado al dejar el fatigoso trabajo, se apoderó de él una agradable lasitud, por lo que se limitó a mirar por la ventana hacia la calle de enfrente, de la que desde su sitio sólo se podía ver una pequeña esquina, la pared desnuda de una casa entre dos escaparates de tiendas.
––¡Y te dedicas a mirar por la ventana! ––exclamó el
tío alzando los brazos––. ¡Por amor al Cielo, Josef ¡Respóndeme! ¿Es verdad? ¿Puede ser
verdad?
La “pequeña esquina” se compadece con una ‘sección triangular’, y si aplicamos al fragmento una sinécdoque, entonces el entendimiento simultáneo –que eso significa aquel recurso literario– hace que la ventana se triangule. ¿Podría ser esta ventana triangular la equivocada ventana de Carpertier abierta a “las escalinatas que ascienden hacia la ilustre ventana de la Defenestración”? Bien, podría ser; o, bien podría ser.
Pero, pienso, no
es lo importante averiguar la ventana triangular desde la que K. observa. Lo
que interesa es quién observa a K. –y qué ventana observó Kafka– desde una
ventana cuya geometría ha de ser triangular.
La respuesta a
ambos dilemas –de los que Alejo Carpentier es el principal responsable– se
encuentra más avanzada la situación narrada en este capítulo. Está en el
siguiente pasaje:
K avanzó lentamente por la calle, como si tuviera tiempo o como si el juez de instrucción le estuviera viendo desde una ventana y supiera que K iba a comparecer.
La situación,
pues, se desarrolla como si un juez de instrucción le observara desde una
ventana. Si esa ventana fuera triangular y K. se moviera lentamente por una
calle escalonada camino de su defenestración, esa ventana sería equivalente a un
Delta luminoso.
Existe en Praga
un ojo inscrito en un triángulo, un ojo panóptico que todo lo ve, el ojo del
Juez de Instrucción subido a una pilastra barroca. El ojo interior de un
triangulo, rodeado de rayos de luz, empinado a lo más alto de la Columna de la
Peste con la estatua de la Santísima Trinidad –del Dios trino, de las tres
personas en una sola, el Triángulo– frente a la Iglesia de San Nicolás.
Boží oko v Praze. Trojice na Malostranském náměstí v Praze
Aquel es el Ojo
de la Ley que todo lo ve. La omnisciente ventana triangular, o también la Pirámide de la Ley –anhelemos de la Justicia– ante la que
hemos de Comparecer.
J.C.C.
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